Yo buscaba un escape para alejarme de mi familia, mi única opción era casarme.

Una entrevista con Esmeralda.

 
 
Artwork by Eusebio Penha

Artwork by Eusebio Penha

 

Esmeralda | Edad: 34 | Ubicación: Oaxaca,México | Ocupación: Escritora | No. de parejas sexuales: 5


¿ Por qué has decidido participar ?

Si mis palabras o mi testimonio pueden ayudar a otras personas, entonces es importante que lo comparta. A veces buscamos identificarnos con alguien, a veces nos sentimos solos, o pensamos que somos los únicos a los que nos pasa. Tal vez alguien esté pasando lo mismo que yo y esto pueda ayudarles.

¿ Qué eventos en tu vida le han dado forma a tu sexualidad?  ¿Cuál es tu historia?

Mi papá siempre fue un hombre infiel, siempre ha tenido una infinidad de mujeres. No sé si a través de eso subconscientemente aprendí que el sexo no tenía tanta importancia.  Además mi mamá era una mujer demasiado abnegada, pasiva, aceptaba la violencia. Yo no quería ser como mi mamá. Por eso me portaba más como mi papá.

Lo que recuerdo de mi infancia es realmente sólo la violencia, y las aventuras que tenía mi padre. Un día después de unas vacaciones en Huatulco, mi papá agarró su maleta y nos dijo que se iba porque tenía otra pareja que estaba embarazada y necesitaba cuidarla.

Nuestra familia era muy pobre y yo siempre soñaba con tener una rosca de reyes enorme, de esas que se ven en las panaderías. Un día mi papá llegó a la casa con una, es uno de mis mejores recuerdos de él. Después de eso mi papá dejó de venir a la casa durante muchos meses, no supimos la razón hasta que un día nos enteramos que estaba preso.  Estuvo 10 años en la cárcel por haber abusado de la hija de una de sus amantes. Él siempre insistió en que era inocente, yo no puedo saberlo con certeza.

Siempre he sido muy curiosa, empecé  a tener encuentros sexuales cuando tenía 16 años. Lo hice más que nada por curiosidad, realmente no idealicé mucho ese momento.  Nunca escuché hablar de sexualidad en mi casa y tenía mucha curiosidad, no tenía nada de ilusiones. Mi pareja intentó buscar el lugar ideal para la ocasión, que tuviera agua, árboles, en medio de la naturaleza. Sin embargo ese día no pudimos hacer nada, mi cuerpo no respondió, estaba demasiado nerviosa.   Yo no le di importancia al hecho de ser virgen o no, finalmente tuvimos sexo, fue rápido en el primer lugar que se pudo. No diría que fue agradable, solo pasó y ya, como haber respirado ese día.

Seguí muchos años con la pareja con la que tuve mi primera vez, y me casé con él. Yo buscaba un escape para alejarme de mi familia, y mi única opción era casarme.  El sexo entre él y yo llegó a ser demasiado bueno en un punto, hubo esa complicidad entre los dos y fue un sexo maravilloso durante mucho tiempo. Recuerdo la primera vez que tuve un orgasmo,  me hizo sentir una sensación muy fuerte, sentí miedo porque era algo que jamás había sentido, no sabía que eso era un orgasmo. Lo disfrutaba tanto, que no tenía solo uno sino muchos orgasmos, para ambos, descubrimos muchas cosas juntos.

Sin embargo un día me ganó la curiosidad, y como él había sido la única pareja sexual que había tenido, yo quise experimentar más y  tuve un encuentro con otra persona en secreto, solo por curiosidad. Me sorprendió el hecho de conocer otro cuerpo y ver que los hombres son tan diversos físicamente. Yo pensé que el estar con otra persona iba a ser igual de bueno, pero no fue satisfactorio.

Después me embaracé cuando tenia como 22 años, yo tenía grandes planes, quería estudiar, quería hacer muchas cosas. Sabía que ese no era el mejor momento para estar embarazada, pensé en abortar pero mi esposo estaba muy ilusionado,  al final no aborté. Durante todo el tiempo que estuve embarazada el sexo siguió siendo buenísimo , y lo seguimos haciendo hasta días antes de que naciera mi niña. Cuando nació mi hija las cosas cambiaron drásticamente, terriblemente para mi.   Me di cuenta que emocionalmente no estaba preparada para tener un bebé, fue traumático. En el hospital no me trataron bien, fue un parto muy sufrido, fue demasiado largo, me dejaron horas esperando , estuve acostada durante más de un día, yo solo quería caminar un poco por lo menos. En ese momento la que más me apoyó fue una enfermera, me tomó de la mano y me tranquilizó.

Con cada contracción sentía que el corazón de mi bebé se aceleraba, sentía mucho dolor, en un momento llegué a pensar “por favor ya no quiero vivir, que se salve mi hija, yo ya no aguanto”.  Yo solo vomitaba y vomitaba, casi pierdo la consciencia y nadie me hacía caso. Desde ese momento empezó el sufrimiento para mí. Las enfermeras me decían ¡puja, puja! , y en algún punto se empezó a lastimar la cabeza de mi bebé, yo no sabía qué hacer. Al final de cuentas mi bebé se quedó a mitad de la cavidad vaginal y me dijeron que tenían que realizarme una cesárea.

Cuando mi hija nació no paraba de llorar, las enfermeras me decían que la amamantara, pero yo no sabía cómo, no tenía leche. Yo estaba sola, no dejaban pasar a mi familia. De repente una enfermera me apretó un seno y así salió la leche, pero me dolió muchísimo.

Me ordenaron que me fuera a  bañar y cuando me quité la venda casi me desmayo de ver cómo había quedado mi vientre. Me veía como un costal viejo.  Con unas puntadas atravesadas, horrible, mi cuerpo no estaba así. Tenía estrías, moradas, me dijeron que nunca se me iban a quitar.  Desde ese momento me costó aceptar mi cuerpo.

Siempre se comenta que una mujer después de tener un hijo queda floja, dicen que los hombres ya no sienten igual al tener relaciones. Le pregunté a mi esposo, y me dijo que efectivamente ya no sentía igual.  Fue muy doloroso para mí. Después de ese momento nuestra vida sexual se acabó. Lo hacíamos solo algunas veces, podían pasar meses sin tener sexo, y cada vez que pasaba para mí era más que nada una obligación, y me sentía horrible.  Yo solo iba al baño a llorar, no sé qué sucedió. Creo que el sexo era lo único que nos unía porque terminamos divorciándonos. La última vez que estuve con él fue muy feo, él salió a tomar, regresó a la casa enojado conmigo, me agarró del cuello,me pegó contra la pared y me tomó a la fuerza. Yo ya no me estaba cuidando y le suplicaba que parara, yo no quería quedar embarazada otra vez.

Encontré a otra pareja, él era muy pasivo, así que me sentía segura con él, en la misma sintonía, me sentía tranquila. Estuvimos saliendo y después de seis meses  intentamos tener sexo, las dos primeras veces el que no pudo fue él. Después lo retomamos, y estuvo mejor. Para mí el sexo es una forma de expresar, de conectar con el cuerpo, es algo muy íntimo.  Con él no me sentía satisfecha. Lo quería mucho pero había algo que no nos permitía conectar.

Empecé a salir más de fiesta y a tener encuentros con otras personas. Yo buscaba más placer,  lo hacía por sentirme bien. Yo tomaba de pretexto que tomaba, así podía culpar al alcohol. Pero solo lo hacía para poder justificarme.   Esos encuentros fueron muy placenteros aunque no los recordaba todos al 100%

Yo solo quería algo casual, no quería que esos hombres me buscaran después.  Los hombres dicen que nosotras somos las que nos clavamos y los buscamos, pero ellos también son así, no pueden aceptar que  solo los queramos para una vez.

Tuve una tercera pareja,  y él se auto diagnosticó con andropausia, él es un poco mayor que yo, tiene 45 años.  Yo le digo que deberíamos ir a un doctor, para que él diga si de verdad está en esta etapa y cuál es el acompañamiento correspondiente, pero si nos encerramos en nuestro mundo no vamos a llegar a ningún lado.

Con el también duramos meses sin tener sexo, pienso que sentía igual que yo cuando tenía 23 años. Yo sé que si hubiera atendido mi situación en ese momento, me hubiera ido mejor, pero no me atendí. Por eso yo le insistía a mi pareja que buscara ayuda.

Desapareció el deseo en él, dice que no es algo que necesite, pero yo si quiero, yo si lo necesito. Nos queremos mucho y quiero expresar ese amor. Estamos en plenitud y quiero vivirlo con él.

Hay un hombre que desde hace mucho tiempo me había llamado la atención, pero yo no accedía nunca.  Él es un hombre muy mujeriego, pero me gustaba. Un día después de mucho tiempo sin tener sexo con mi pareja, él me invitó a salir , yo sabía sus intenciones, entonces pensé en mejor guardarme ese deseo y llegar a expresarlo todo con mi novio. Me quería portar bien.  Sin embargo cuando llegué a la casa, mi novio me evadía, y nuevamente no quiso tener sexo conmigo a pesar de todas las ganas y toda la pasión que yo le demostraba. En este momento me sentí muy lastimada, y decidí salir con Saúl, el hombre mujeriego.  Decidí que esa noche no iba a beber, quería estar consciente y si algo sucedía, iba a ser porque yo lo quería y yo  lo decidía. Yo tomé la iniciativa , tomé el valor, e invité a Saúl a mi casa. Yo tomé la decisión.

Fue maravillosamente placentero, ese hombre se toma el tiempo para el preámbulo,  me agarra a detalle, explora todo, lo da todo. Se preocupa por mi placer, con él no me inhibo. Sinceramente sigo viéndolo de vez en cuando.  Tenemos muy establecidas las reglas del juego. Cuando nos vemos en ese momento somos el uno para el otro, pero terminando cada uno tiene su vida. No hay ninguna relación. No hay nada.  Solo son los instantes de placer y ya. No hay nada más con él. Hemos sido muy claros con lo que queremos, no buscamos algo sentimental. Es mejor ser sinceros, no vale la pena ilusionarse.  Pero no es solo algo superficial, cuando estamos juntos también platicamos mucho, me encanta escuchar a las personas cuando platican, escuchar sus historias. Yo casi no hablo de mi vida personal con él.

Últimamente he estado recordando mucho algo que me pasó cuando iba en la escuela, es una historia que casi nunca le he contado a nadie.  Empecé a trabajar muy joven porque mi papá se fue de la casa, y conocí a un señor que era mucho mayor que yo. Platicábamos mucho y me agradaba su conversación. Pero después me empezó a seguir, a buscarme después de la escuela.  Yo no quería nada con él. Pero lo seguí viendo, tenía en el fondo mucha ansiedad y mucha curiosidad prematura. Sé que no era el momento, tuvimos algunos jugueteos pero nunca lo hicimos , imagino que él estaba consciente de que yo era menor de edad.  Él nunca dejaba de seguirme, sabía dónde vivía, me esperaba afuera de mi casa, me mandaba mensajes con mis hermanos, se aparecía en todos lados. Lo que más me avergüenza es que él estaba casado. Un día la dueña del negocio donde yo trabajaba se enteró de lo que estaba sucediendo con este hombre, y fue a mi casa a hablar con mi mamá.  Fue algo horrible para mí, me sentí avergonzada, exhibida, lo supieron mis abuelos, mi hermano, toda mi familia. Fue espantoso. Yo le decía al señor que me parara de buscar , de seguir. Yo tenía miedo de contarle a mi familia y pedir ayuda, y terminaron enterándose de la peor forma.

Mis familiares me hacían comentarios,  me decían que estaba muy mal lo que estaba haciendo, yo solo quería que se callaran, me dolió mucho, yo no estaba haciendo nada, no era mi culpa. Nadie le dijo nada a él.   

Una noche mi mamá me empezó a insultar, me dijo las peores cosas del mundo, nunca voy a olvidar las palabras que me dijo mi mamá.  Empecé a empacar mis cosas, él me estaba esperando afuera de mi casa, me dijo que dejara a mi familia y me fuera con él. Afortunadamente reflexioné,  solo me metí en la cama y me puse a llorar. Fue lo único que hice. Sabía que el irme con él hubiera implicado echar a perder mi vida.

La última vez que lo vi, me dijo que volvería por mi cuando cumpliera 18 años. Para mí fue una sentencia.

No supe de él por mucho tiempo, pero cuando tenía  28 años entré a trabajar a un nuevo lugar, y un día lo vi,  él estaba trabajando ahí. Me dio mucho miedo, me sentí vulnerable.  Todas las sensaciones volvieron a mí, su presencia me hace sentir sucia.  Durante muchos meses no se atrevió a hablar, un día me saludó y le dije que me dejara en paz y que nunca en la vida quería que me volviera a dirigir la palabra.

 En ese mismo lugar fue donde conocí a mi pareja actual, y cuando me atreví a contarle lo que había sucedido años atrás, él no me creyó, me sentí juzgada. Nuevamente estaban dándome toda la responsabilidad.  Yo solo me puse a llorar, por primera vez me atrevía a decir la historia y no me creía. Me hizo sentir culpable.

A veces pienso que lo que viví no fue grave, pero han pasado tantos años y sigo sintiendo dolor y asco, lo vuelvo a contar y me dan ganas de llorar.  Me sigo sintiendo intimidada. Me da miedo que esa persona vuelva a acosarme.

¿Cuáles han sido los momentos reveladores “¡ajá!”  en tu sexualidad ?

A mí lo que me sorprendió mucho es el hecho de descubrir mi propio cuerpo. Nunca me había tomado el tiempo de conocerme. El descubrir que aún estando sola podía sentir,  que yo misma me podía dar placer.

Siempre es otro el que te explora, son otras manos, otra nariz, otros ojos, pero nunca eres tú. Yo quise saber cómo era darme yo misma placer, y es algo muy diferente, algo que creo que todos deberíamos hacer.

¿Qué significa el sexo para ti?

Para mí el sexo es un encuentro importante. Yo fantaseo mucho, me hago imágenes de mis parejas, y escribo historias a partir de eso. Las emociones que me provoca el sexo son muy intensas, me gusta describir eso, las emociones, no el acto sexual en sí.  Me encanta escribir mis experiencias y compartir mis textos con otras personas. El sexo es inspiración, es un viaje, un recorrido de emociones, un intercambio. Es algo mágico, aunque lamentablemente lo disfruto con alguien a quien no amo.

¿ Qué te parece difícil sobre el sexo?

Cuando yo si quiero pero el otro no quiere.

 

¿Qué es lo que más disfrutas del sexo?

Disfruto que una persona pueda descubrirme, el misterio, ir descubriendo sensaciones nuevas

¿Tienes orgasmos ? ¿Cómo?

Cuando me masturbo sí, con pareja depende de quién sea.  Los hombres están obsesionados con el tamaño, pero para mí es más fácil venirme con un pene más chico, con un pene grande no logro llegar al orgasmo, en algunas posiciones me causa dolor y eso me baja el placer.


¿Con qué frecuencia tienes sexo?

Cada dos meses


¿Te masturbas? ¿Cómo?

Cuando me masturbo , me gusta arreglarme, bañarme, maquillarme, untarme crema. Estar guapa para mí misma. Sentir qué sienten ellos cuando tienen sus manos sobre mí.  Luego me acuesto en la cama, no me gusta mucho meterme los dedos, siento que la vagina es muy delicada. Con el simple hecho de tocarme por fuera el placer es interminable, si paro es porque me canso, no porque no quiera más.

¿.Qué cosas/técnicas específicas has descubierto por tu cuenta, o con parejas, que te ha llevado a tener más placer en tu vida sexual ?

Yo disfruto mucho el cuerpo de un hombre, me gusta oler y saborear el cuerpo.  Cuando yo le hago sexo oral a un hombre, me tomo el tiempo, eso es importante. Cuidar cada detalle,  empezar con besos, chuparlo todo completo. He descubierto que los hombres son muy sensibles en los testículos y pueden disfrutar mucho si tocas y lames esa parte,  muchas mujeres olvidan eso.

Una pareja una vez me dijo que yo hago el mejor sexo oral que había recibido en toda su vida.

También siento que el ir a moteles es muy útil, porque son lugares específicos para el placer,  es un lugar especial, no tienes que inhibirte. Algo importante es la igualdad, por eso yo siempre le digo a los hombres que el costo del motel debemos dividirlo entre los dos, ese acuerdo también me hace sentir más segura y empoderada.

¿ De qué forma piensas que  la sexualidad es percibida en la sociedad actual y cómo te hace sentir esto?  

En mi casa nunca se trataron temas de sexualidad, y en la escuela nos hablaban sobre sexo pero desde un nivel de anatomía. Nos mostraban el pene y la vagina, pero nunca nos decían cómo exactamente era el proceso. Yo no entendía cómo era que el pene y la vagina estaban relacionados, nos ocultaban muchas cosas.  Un día un amigo me dijo “¿no sabes que el pene se mete en la vagina?” Y en ese momento no lo podía creer. Me pareció impresionante. Creo que toda esta falta de información me llevó a desarrollar mucha curiosidad.

Actualmente, a mi no me cohíbe hablar de sexo, para mí se ha vuelto un tema normal, pero por ejemplo les propuse a algunos amigos que participaran en estas entrevistas contigo y me dijeron que estaba loca, que de estas cosas no se habla.  Yo pensé que ya estábamos en una época de más apertura, pero me di cuenta que no. Incluso cuando alguna persona necesita ayuda médica, les da mucha vergüenza tener que hablar de sexualidad con un profesional, esto le pasa a mi pareja actual


¿ Qué consejos le darías  a otros según tu experiencia  ?  

Es necesario que las mujeres conozcan sus cuerpos.  No me gusta la palabra masturbación, prefiero llamarlo auto-complacerte. Saber cómo guiar a otras personas. Es tan bonito el hecho de sentirnos empoderadas y saber que podemos darnos placer solas. Y para los hombres, tómense su tiempo, vayan lento. No se obsesiones con el tamaño. Se los voy a agradecer.

 

¿Hay alguna cosa  que te gustaría explorar?

Me da mucha vergüenza hablar de esto, una vez tuve un acercamiento con una mujer, y me gustó. Fue muy bonito. Aunque no llegamos a tener sexo. Me gustaría volver a vivir esto y explorar más, atreverme.  Primero pensé que no era correcto y busqué en internet información sobre sentir atracción por las mujeres también, leí que es normal. Quisiera saber si fue cosa de una ocasión o algo más. Pero me da un poco de miedo explorar esto.  Me da mucha vergüenza en verdad, jamás se lo había dicho a nadie.

¿ Hay alguna otra cosa que quisieras compartir o que no he mencionado?

Cuando era niña, mi tía copiaba  cuentos de los libros y me los mandaba por carta, a veces me mandaba los libros también. Ahí empezó mi amor por la literatura. Hace 2 años empecé a escribir,  a acercarme más a mí misma. Esto se dio a la par de mi auto exploración sexual también. Han pasado muchas cosas muy turbias en mi vida, y hasta ahora es el momento en el que empiezo a  contarlas, a descubrirme, a viajar sola, a conocer gente diversa. Las mujeres tenemos que tomar mucha fuerza, no sé de dónde. Pero tenemos que hablar, no quedarnos calladas.